Con un cuarto de siglo de acosarnos, y con una pandemia de un virus tan devastador y mediático, como el covid-19, la importancia del dengue parece disiparse, en la sociedad costarricense.
Pero el dengue sigue siendo un problema de salud pública, en todo el continente americano, donde los gobiernos continúan realizando ingentes esfuerzos para contener y mitigar el impacto que causa en la población.
Y los ciudadanos, muchos de ellos, muestran una tendencia a olvidar que la eliminación de criaderos del Aedes aegypti y, el mosquito transmisor del dengue, es una obligación de todos.
El dengue, esa enfermedad “que sólo produce un poco de calentura y un dolorcillo de cabeza”, según se pensaba al inicio de la epidemia, a inicios de la década de los 90 del siglo pasado, en realidad, puede causar desde sensaciones más o menos tolerables y pasajeras hasta el fallecimiento:
- Fiebre
- Fuerte dolor de cabeza.
- Dolor detrás de los ojos.
- Dolor muscular y articular
- Sarpullido, sangrados espontáneos
- Vómitos o dolor abdominal
- Muerte
Hace tan solo dos semanas, el ministro de Salud, Dr. Daniel Salas, alertó a la comunidad sobre el registro de 1579 casos de dengue, presentados en Costa Rica entre enero y mediados de abril de 2020. Más de 500 casos mensuales, en 2020. Más de 8 mil, en 2019.
Las prácticas para eliminar el mosquito no son complejas ni difíciles. ¿Qué hacer?
- Eliminar las malezas de patios y jardines y los recipientes que se encuentren en ellas, como latas, botellas, plásticos, neumáticos y demás objetos que acumulen agua.
- Tapar los tanques de agua, estar limpiando y renovando el agua de los bebederos de los animales y de los floreros.
- Evitar la acumulación de agua en los desagües de aire acondicionado o de la lluvia.
Como complemento, en áreas propensas a la aparición de zancudos, ya no solo transmisores del dengue, sino también de otros males, es determinante para el bienestar de las personas la aplicación de repelentes, el uso de camisas de manga larga y pantalones largos y el recurso de los mosquiteros.
Pero la seguridad de las personas, frente a la propagación del virus, sólo estará asegurada si en casas y patios se realiza una fumigación profesional, con los equipos y los productos adecuados.
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